Siguiendo con el tema del post de la semana pasada…
Las toallitas húmedas están muy de moda pero se tiene que ir con mucho cuidado. El consumo de estas está creciendo a marcha rápida y los problemas que generan son realmente importantes. Cuando se tiran al váter acaban formando tapones en las tuberías y atascos. Está claro que no son, ni por asomo, como el papel higiénico.
La OCU informa que lo que pagamos realmente caro son gestionar los residuos que generan las toallitas, cuando estas acaban en el váter empiezan a costarnos cientos de euros anuales en depuración de aguas. Dinero que pagan los ayuntamientos, y por lo tanto, los ciudadanos utilicen o no toallitas.
Las toallitas, a diferencia del papel higiénico no se rompen y llegan disgregadas a las redes de saneamiento. Estas llegan a las depuradoras enteras y casi intactas. Por mucho que los fabricantes se harten a decir que si que son deshechables. En el recorrido que hacen por los canales, las toallitas se deshilachan y se trenzan entre ellas junto con otros residuos hasta que finalmente forman grandes atascos.